Todo comenzó durante un viaje a Seúl.

Allí descubrí el universo del skincare coreano y quedé fascinada por la piel de las mujeres: radiante, lisa, como si el tiempo no pasara por ellas.

Quise entender su secreto… y lo encontré en sus rituales y fórmulas únicas.

De regreso a Europa, decidí traer lo mejor de Asia para crear Jayna: productos inspirados en esta tradición, adaptados a nuestra piel, para revelar toda su belleza natural.